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Por amor al arte

Felicidad clandestina. El título del libro de cuentos de Clarice Lispector dice bastante acerca de mi encuentro con la literatura de Brasil. Tenía quince años, Argentina recuperaba la democracia (era 1983) y ese sentimiento —en realidad, la certeza de que la clandestinidad y la felicidad eran enemigos históricos, en el mundo de los libros y en la vida— flotaba en el aire. No más textos prohibidos, bienvenidas las lecturas en bares y librerías abiertos hasta la madrugada, las fiestas, los proyectos editoriales: la hora de la estrella. Leí Felicidad clandestina con pasión y asombro, dos efectos típicamente claricianos, e instintivamente desconfié de la traducción, que era española. Sentí —ahora que lo veo en perspectiva, por una cuestión de sensibilidad, vocabulario, sintaxis— que no alcanzaba a transmitir la respiración del ritmo, la intensidad de la escritura. El español de la traducción era y no era mi lengua, y esa versión no reflejaba, a mi entender, lo que tenemos en común el portugués y el español que hablamos, escribimos y leemos en el Cono Sur, tampoco el estilo cautivante propio de cada cuento. En esa época yo sabía poco portugués, pero era lectora omnívora, aficionada a la filología y escribía desde la infancia. Decidí experimentar. Compré un diccionario y empecé, simultáneamente, a aprender bien el portugués y a traducir literatura. Los libros de ficción brasileña, además de ser canónicos y provenir casi exclusivamente de España, eran escasos, y los nuevos autores eran una contraseña que nos decíamos al oído y publicábamos en fanzines.

 

En valijas de amigos

Ana Cristina Cesar. Foto: Acervo Ana Cristina Cesar/IMS (https://ims.com.br/acervos/fotografia/)

Llegó la poesía de los 80, en los 90. Con la “generación mimeógrafo”1Ana Cristina César, Cacaso y compañía, que introducen un lenguaje coloquial, entrecortado, contemporáneo—, la polígrafa místico-erótica Hilda Hilst, y con otros poetas, como Armando Freitas Filho y Leonardo Fróes, maestros del verso que abrevan en la fuente de la poesía universal. Los libros, de pequeñas editoriales y tiradas reducidas, venían de Brasil en las valijas de los amigos o por correo; los poemas sueltos, en emails. En 1992, Teresa Arijón, poeta y traductora excepcional, publicó la primera compilación de Ana Cristina Cesar en Argentina (Guantes de gamuza y otros poemas, Buenos Aires, Bajo la luna nueva), que reunió poemas de Luvas de pelica, A teus pés e Inéditos y dispersos. Fue un suceso y un descubrimiento para los lectores; hoy es un libro de culto. En 2003 marcó otro hito: Puentes / Pontes. Poesía argentina y brasileña contemporánea —la primera antología bilingüe de poetas traducidos por poetas—, publicada por el Fondo de Cultura Económica, con distribución en Latinoamérica. Este libro representó un intercambio sin precedentes. Recorre medio siglo de poetas brasileños y argentinos, en un cuidado trabajo de 540 páginas: una nave insignia. Arijón lo ideó, escogió y supervisó a los traductores y fue la editora del libro, junto con los críticos literarios especializados en poesía Jorge Monteleone (de Argentina) y Heloísa Buarque de Hollanda (de Brasil), a cargo de los prólogos. Tuve la dicha de participar como traductora. La poesía brasileña llegó para quedarse. Como un reguero de pólvora, en las nuevas revistas, que se multiplicaban, se publicaban traducciones originales de nuevos y viejos poetas de ambos países.

 

Subsidios y amplios catálogos

En los años 2000, gracias a los subsidios de la Biblioteca Nacional de Brasil y ayudas financieras locales a la industria cultural, las medianas editoriales (con tiradas de 2000 a 5000 ejemplares por título), principalmente Cuenco de Plata y Adriana Hidalgo, se arriesgaron a sumar narradores brasileños a sus ya amplios catálogos. Publicar varios libros de un escritor, una generación o una escuela, buscar su público. Mostrar la riqueza y la variedad de una literatura próxima en varios sentidos, pero hasta el momento mayormente desconocida. Ahí comenzó mi camino como traductora profesional. Desde entonces soy scout literaria, leo y recomiendo libros y autores a los editores, en algunos casos trabajo con ellos. Traduje Cerca del corazón salvaje y La manzana en lo oscuro, de Lispector; El collar del perro y Los prisioneros, de Rubem Fonseca; Los malaquias, de Andréa del Fuego — por mencionar títulos publicados en alemán—, además de novelas, cuentos y textos inclasificables de esos y otros autores, para Cuenco de Plata, Edhasa y Alfaguara, con distribución en Latinoamérica y España, entre 2011 y 2015. Fueron muy bien recibidos por la crítica y los lectores. Buena señal. La década de 2010 prometía ser pródiga, pudo crear un nicho en el mercado, ganó lectores de todas las edades, en todo el país. Y reapareció la poesía. Medianoche/Mediodía, una antología de “raros e inéditos” de Ana Cristina Cesar —tal vez la voz más influyente de su generación, la ácida, moderna, poeta suicida—, salió en 2012 en Madrid (fue la primera publicación de la brasileña en España), y la Poesía completa de Alberto Caeiro (uno de los heterónimos del genio portugués Fernando Pessoa), en Buenos Aires en 2015. Por no contar los que traduzco —y traducimos a cuatro manos con Teresa Arijón— “por amor al arte”, publicados en revistas argentinas, chilenas, colombianas y mexicanas.

Tapa de la traducción de un libro del poeta brasileño Waly Salomão

pato-en-la-cara, el proyecto artístico-editorial que compartimos con Arijón y Manuel Hermelo, consiste en doce libros previamente escogidos. De los doce, dos son de autores brasileños, traducidos por la casa por primera vez al español: Hélio Oiticica. Qual é o parangolé? y otros escritos (2009) —una suerte de diario, cuaderno de notas y ensayo crítico-lúdico— de Waly Salomão, poeta-volcán y faro de la literatura brasileña, que escribió durante y después de su convivencia con el multiartista Hélio Oiticica en Nueva York—; y Día más día menos, la poesía reunida de Angela Melim, amiga en vida de Ana Cristina y, de algún modo, su contracara poética, rara avis de color lírico cotidiano, lírico político, que invitamos a Buenos Aires para presentarla en 2017. De manera independiente y autofinanciada. Los libros están a la venta en librerías virtuales. Dos inéditos más. Paso a paso.

 

De puño y letra de los artistas

Nomadismos. 2013 a 2018 (y abierto a continuar). Pensamiento y escritos de artistas brasileños y latinoamericanos. No académicos ni a propósito de los artistas. De puño y letra de los artistas. Narradores, poetas, artistas visuales, teóricos excéntricos y un arquitecto. Otro puente. Un triángulo. Con sedes en Buenos Aires, Argentina (Ediciones Manantial); en Río de Janeiro, Brasil (Azougue/Circuito); y en Cuenca, Ecuador (Bienal Internacional de Arte de Cuenca). Ida y vuelta: autores argentinos y mexicanos en Brasil, y brasileños en Argentina y Ecuador. De Argentina a Brasil: el pintor Alfredo Prior; el poeta Arturo Carrera; la filósofa Laura Klein; la narradora María Moreno, entre otros. De México a Brasil: los escritos sobre lenguaje del poeta Eduardo Milán, entre otros. De Brasil a Argentina y Ecuador: los artistas visuales Ferreira Gullar (autor del Manifiesto Neoconcreto, también poeta); Hélio Oiticica; y el arquitecto Oscar Niemeyer, entre otros.

Tapa de un lbro del arquitecto Oscar Niemeyer

Una colección/intervención cultural que creamos, curamos y editamos con Arijón, asociadas con las editoriales locales. Compilamos los textos, traducimos a los autores brasileños y seleccionamos los traductores brasileños al español (además de traductores, todos son escritores). Con el aporte de la Biblioteca Nacional de Brasil y el Programa Sur de la Cancillería Argentina, investigación bibliográfica exhaustiva, entrevistas personales, un concepto específico de edición y formato y gran entusiasmo, lanzamos 5 títulos en Argentina, 16 en Brasil y 4 en Ecuador: 25 libros (con tiradas de 2000 ejemplares) en 3 países. El proyecto no tiene antecedentes: lo consideramos —de hecho, lo es— un primer paso. Un aporte pionero —los artistas nomádicos y sus experiencias, sus escrituras— y una apuesta en el mundo editorial. Hacer redes. Cruzar fronteras. ¿Para qué están las fronteras, si no para cruzarlas?

 

Autores y estilos atípicos

2016 fue un año de quiebre, una herida. La escandalosa e inconstitucional destitución de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil y la aguda crisis financiera en Argentina afectaron las relaciones entre nuestros países. Hubo serios recortes presupuestarios en el ámbito de la cultura, menos subsidios, aumentaron los costos de producción y cayó el volumen de las ventas de libros. El panorama aún es incierto. Las editoriales medianas se refugian en las reediciones y están a la espera del momento oportuno para imprimir una novedad; las grandes editoriales comienzan a publicar autores en lengua portuguesa de origen africano. Sumado a esto, a partir de las ventajas del euro sobre el peso y el real, y centralizando los planes editoriales, los sellos españoles compraron buena parte de los derechos de los autores brasileños famosos y debutantes multipremiados, para su traducción y distribución masiva en el mercado hispanoablante. Esta desigualdad nos lleva a ser cuidadosamente selectivos a la hora de comprar los derechos de un libro, pero así se aguza el ingenio y se profundiza la búsqueda. El resultado positivo: la publicación de autores y estilos atípicos, dirigidos a un determinado público.

Marielle Franco. La concejala asesinada en 2018 luchó por la defensa de los derechos humanos de los habitantes de las favelas en Río de Janeiro. Fuente: Von Mídia Ninja - Flickr, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=67353938

Por dar dos ejemplos, Laboratorio Favela. Violencia y política en Río de Janeiro, los escritos y discursos de la concejala carioca Marielle Franco, asesinada brutalmente en 2018 por su militancia en defensa de los habitantes de las favelas (Tinta Limón, 2020); y Poesía Total, la obra completa, y compleja, del poeta Waly Salomão que publicaremos, en primera traducción al español rioplatense, a fines de este año en Cuenco de Plata. Pero las pequeñas editoriales de poesía, aun con presupuestos mínimos y tiradas de 200 libros, están activas y se conectan. Los libros viajan, nuevamente, en valijas y por internet. La historia continúa: poetas argentinos son traducidos y publicados en Brasil, poetas brasileños en Argentina, de los jóvenes y no tan jóvenes, en ediciones especiales. Quizás la pospandemia sea la primera página de nuevos libros babélicos.

Posdata: creo que para traducir literatura, además de conocer la lengua extranjera, se debería aspirar y dedicarse a ser un buen escritor en la propia. “Traduzco el texto, pero las palabras son mías”, apuntó Lispector. Para traducir prosa y poesía se debería ser un escritor, en la medida de lo posible, hábil, culto, flexible, sensible, inteligente, ojalá virtuoso, y un lector con aptitudes semejantes. Hay que entrenarse como un atleta; afinar el instrumento. La experiencia ayuda y enseña, la lectura es fundamental, el ejercicio de la escritura, imprescindible. Finalmente, es un ecosistema: traducir nos lleva a escribir, escribir nos lleva a leer, leer nos lleva a escribir, escribir nos lleva a traducir, así, en orden aleatorio, sucesivamente.

 

Fußnoten
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Bárbara Belloc. © Sebastian Freire

Bárbara Belloc, nacida 1968 en Buenos Aires, es poeta, traductora del portugués y el inglés, y editora literaria. Traductora de tragedia y lírica griega arcaica. Publicó ocho libros de poesía (Canódromo, el último, recibió el Tercer Premio Nacional de Literatura en 2019) y cerca de cincuenta traducciones. Con Teresa Arijón codirige la colección Nomadismos, de escritos de artistas brasileños, argentinos y mexicanos que se publica en Buenos Aires, Río de Janeiro y Cuenca (Ecuador). Con T. A. y Manuel Hermelo es coeditora del proyecto editorial inclasificable pato-en-la-cara.

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